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Cómo alimentar correctamente a nuestra mascota
Si ya andas pensando que la Navidad (y las grandes comidas) están a la vuelta de la esquina, no te quedes ahí: recuerda que una alimentación correcta, controlada y sana también es necesario para mantener en óptima forma física a tu peludo. ¿Quieres saber más? ¡Pues sigue leyendo!
Varios estudios confirman que un elevado número de mascotas padece sobrepeso o, peor aún, obesidad. Y en la mayoría de los casos esto se debe a una falta de información por parte de los dueños, que son los responsables de controlar y garantizar una alimentación sana y apropiada. Quizá no te lo creas, pero sobrealimentar a nuestro perro o gato con cantidades muy superiores a las que necesita su tamaño y raza es más común de lo que parece. Y si a eso le sumamos que no todos hacen el suficiente ejercicio, el problema se agrava aún más.
Otro de los errores más comunes pasa por los dueños que deciden cocinar para sus mascotas, ya que no se mide con precisión y, por lo general, este tipo de alimentación acaba siendo desequilibrada. Es perfectamente válido y viable hacerlo de este modo, pero requiere ser muy cuidadoso y meticuloso con qué cocinamos para que la alimentación no sea deficitaria.
Pero entonces, ¿cuál es la mejor forma de alimentar a mi peludo?
Ante todo, el primer paso es informarte. Ya sabes que, aunque sea la misma especie, las diferencias entre una raza y otra tanto de perros como de gatos son increíblemente numerosas, por lo que no todos los perros comerán lo mismo. Otros factores que debes tener en cuenta es la edad, el peso (si tiene que ganar o perder), su tamaño, así como particularidades especiales (por ejemplo, si tiene deficiencia de alguna vitamina concreta).
Además, lo ideal no es tener el cuenco con comida lleno a todas horas (esto da pie a que el perro coma en exceso), sino organizar la cantidad que comerá y dividirla en diferentes tomas a lo largo del día.
Pregúntale a tu veterinario sobre cuánta comida debes darle a tu peludo y cómo debes distribuirla.
¿Y qué cantidad? Aunque existen cantidades aproximadas en función de tamaños, la mejor opción es ir a lo seguro y consultar a aquella persona que mejor conoce a tu amigo (¡después de ti, claro!): el veterinario. Aprovecha algún chequeo o visita al veterinario para que te asesore sobre las cantidades de comida que deberías darle y cuál es la mejor forma de distribuirlas.
Otra opción de alimentación para tu peludo: la dieta BARF
BARF son las siglas de Biologically Appropiate Raw Food (es decir, “Alimentos Crudos Biológicamente Apropiados”). Esta forma de alimentar a nuestro perro o gato está ganando popularidad últimamente, aunque también cuenta con sus detractores. Es una opción válida, por supuesto, pero conviene estar atentos a los posibles problemas que podría provocar para que no sucedan. Los defensores de esta opción alimentaria argumentan que es algo más próximo a lo que los animales comían antes de ser domesticados (y de que existieran los piensos). Cuenta con la ventaja de que es muy digerible, pero si no se trata de una alimentación equilibrada puede dar lugar a deficiencias de calcio u otras vitaminas y minerales. Además, ¡es necesario tomar precauciones para que la carne no esté contaminada con bacterias!
Por último, recuerda mantener siempre un ojo atento a tu mascota: su comportamiento, su pelaje, si está más o menos activo, si se encuentra de mejor o peor humor, si se le cae más o menos pelo… todo esto te servirá de indicador para evaluar la calidad de la alimentación de tu mejor amigo.
Y recuerda: elijas la opción que elijas, recuerda consultar con tu veterinario y hacerle todas las preguntas que sean necesarias: mantener a tu peludo feliz y saludable es su prioridad tanto como lo es la tuya.